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Arquitectura y Simbolismo

Antonia Garcia Lopez

La arquitectura siempre ha sido mucho más que una mera construcción funcional.


Desde los dólmenes prehistóricos hasta las iglesias, mezquitas y rascacielos contemporáneos, los edificios han servido como símbolos poderosos de identidad, creencias y poder.


En este artículo, exploraremos la eficacia de estas estructuras desde varios ángulos: habitabilidad, simbolismo, sostenibilidad y su impacto psicológico.


Cuando observamos estructuras como dólmenes, iglesias y mezquitas, es evidente que su eficacia en términos de habitabilidad es cuestionable.


Los esfuerzos constructivos, los materiales y la magnificencia destinados a un colectivo no se corresponden con la comodidad o la habitabilidad para estancias prolongadas. Sin embargo, precisamente aquí radica su distinción: su propósito nunca ha sido el de servir como espacios de vida cotidiana. ¡No es su objetivo!


Desde el punto de vista simbólico, sin duda, sí lo son.


El esfuerzo, el coste y la magnificencia son un nexo sólido entre este colectivo y sus sentimientos religiosos o de identidad. La magnificencia es un símbolo de poder para la comunidad, y que cuanto más grande, más representativo será.


Se convierte así en un poderoso símbolo de unidad y fuerza para la comunidad, actuando como una suerte de publicidad física de sus creencias y valores: “la arquitectura como símbolo de poder


Es el caso de los dólmenes. Estas antiguas estructuras de piedra, erigidas con un esfuerzo humano colosal, no solo marcan el emplazamiento simbólico de rituales ancestrales, sino que también comunican una profunda conexión con la tierra y el universo.

Imagen 1. Arquitectura neolítica. Dolmen de Soto

Cuando la arquitectura evoluciona como consecuencia de nuevas técnicas, su magnificencia aumenta al mismo ritmo y nos vamos encontrando con edificios cada vez más altos y más complejos.


Desde la arquitectura griega hasta la renacentista, pasando por la románica y la gótica, cada "estilo" ha buscado superar a sus predecesores en simbolismo y función.


Todos esos “estilos” tienen el mismo simbolismo y la misma función. Son muy eficaces simbólicamente y muy ineficientes energética y medioambientalmente. Pero abrumadores en su interior.


Desde una perspectiva sicológica: ¿Por qué nos resulta más atractivo el románico que el gótico?


Imagen 2. Arquitectura prerrománica. Santa María del Naranco.

Si nuestro instinto nos inclina hacia la búsqueda de refugio y protección, ¿por qué nos sentimos atraídos por estilos arquitectónicos que parecen desafiar esos principios básicos?


La respuesta puede ir encaminada por cómo la arquitectura simbólica nos conecta con algo más grande que nosotros mismos.






Nos atraen las estructuras que evocan grandeza y trascendencia, satisfaciendo nuestras necesidades psicológicas de pertenencia y significado.


La arquitectura simbólica no es solo un espacio físico, es una expresión de nuestra identidad colectiva, de nuestros valores y de nuestra humanidad.


¿Cómo reconciliamos entonces la necesidad de expresión simbólica con la de generar arquitecturas sostenibles?


La respuesta no es directa, tiene que ver con nuestra cultura social en este momento. Somos conocedores de que actualmente hay estamentos más poderosos que los religiosos y, de hecho, los “altos” edificios simbólicos corresponden a poderes económicos, cuya función simbólica se mantiene, pero cambia su uso.


Estos edificios se ocupan por más tiempo y necesitan una habitabilidad distinta que nos conecta directamente con el concepto actual de arquitectura sostenible.

Imagen 3. Arquitectura bizantina. Santa Sofía

¿Aúnan estas arquitecturas simbólicas contemporáneas los parámetros de sostenibilidad que se requieren en ellas? ¿Y qué hay de la humanización de los espacios?







Actualmente existen certificaciones medioambientales que evalúan los edificios respondiendo a distintos criterios de sostenibilidad. Puede que os suenen términos como BREEAM, LEED, Verde, PassivHaus…


Estos certificados establecen criterios para arquitecturas medioambientales, bioclimáticas.  Los criterios se basan en los principios de la arquitectura vernácula, siendo estos en su mayor parte fruto del análisis y del sentido común.


En nuestro estudio, desarrollamos estos análisis con cada proyecto porque la coherencia, el conocimiento del pasado, su evolución y las necesidades del cliente nos conducen a la solución más acertada. 


La arquitectura simbólica no solo debe representar nuestros valores y creencias, sino también adaptarse a las necesidades medioambientales y humanas del presente.

 

AGA Studio + Antonio Arias

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